Venezuela, país caribeño

Por:  Edmundo González Urrutia

Geográfica, política e históricamente hablando, Venezuela ha sido un país comprometido y solidario con las naciones del Caribe. Somos un país con vocación caribeña cimentada por los más de 2.000 kms. de costa, cuyas aguas bañan esa cuenca.

Este relacionamiento no es algo nuevo y se remonta a las cuatro décadas de gobiernos democráticos que dirigieron el país a partir de 1958 permaneciendo como uno de los ejes de la política exterior del Estado venezolano, en especial a partir de los años setenta, cuando se promueve una intensa política de cooperación.

Nuestra actuación se desarrollaba en un ambiente geopolítico dominado por extremos ideológicos en una zona considerada como un espacio geográfico de impacto para nuestra seguridad y la del sistema democrático.

Fue una estrategia internacional coherente, fundada en el respeto de la soberanía de cada Estado, en apego al principio de la no intervención, la solidaridad y las garantías a los derechos individuales. En suma, una amistad leal, cordial y fraterna.

Por ejemplo, fue en Caracas, en el año 1971 que se realizó la primera conferencia de Jefes de Estado y de Gobierno de los países del Caribe que sentó las bases fundamentales de los países en desarrollo en sus luchas por elaborar un nuevo derecho del mar.

Nuestra acción externa fue reconocida y respetada en el concierto regional. Fue una política exterior bien articulada, con pleno respeto del pluralismo ideológico, orientada a promover la integración y el desarrollo autónomo de esa zona. Fuimos el único país que dedicó el 2,55 por ciento de su producto interno a la cooperación internacional. Fue así como se logró disipar cualquier suspicacia sobre nuestros objetivos que estuvieron apuntalados, además, con la presencia activa del sector empresarial, que participó en programas de desarrollo.

Venezuela es uno de los pocos países que mantiene relaciones diplomáticas con todos los países miembros de CARICOM. Esa política se inició en los años 60/70 en los cuales se abrieron las representaciones diplomáticas y se crearon los primeros Institutos Venezolanos para la Cultura y la Cooperación para la enseñanza del castellano y para promover proyectos de cooperación técnica. Dichos centros tuvieron su auge por varias décadas, hasta que su propósito fue desviado en los últimos tiempos sustituyéndolo por la promoción del proyecto político actualmente en curso.

Así como para nuestros libertadores el Caribe fue “una realidad viviente”, la ejecución de una política exterior democrática hacia esa zona se convirtió en un reencuentro con ese pasado histórico, aunado a intereses geopolíticos y estratégicos diversos.

Fue también en esos tiempos cuando los gobiernos de la democracia representativa adelantaron una importante labor de delimitación de áreas marinas y submarinas y de suscripción de acuerdos de integración con varios países del Caribe. A pesar de las dificultades económicas de esos años, los distintos gobiernos venezolanos dieron continuidad a esas políticas, a las cuales incorporaron a otros países de la región (Colombia y México) con vistas a impulsar la estabilidad política y económica de la zona. Como resultado de lo anterior nació el Programa de Cooperación Energética (Pacto de San José) para el suministro de petróleo a varios países del Caribe.

Con los cambios políticos ocurridos en Venezuela a partir de 1999, se produjo una ruptura con las políticas anteriores privilegiándose la ofensiva ideológica al amparo de un creciente autoritarismo personalista y excluyente que desdibujó el propósito original de la cooperación venezolana hacia el Caribe.

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