Francia dijo alto al populismo

Por: Edmundo González Urrutia

En medio de una ola de creciente escepticismo por el futuro de la integración europea, la economía de libre mercado y el orden internacional liberal, los franceses tomaron una bocanada de aire fresco con unos resultados electorales que pusieron un freno a las corrientes extremistas, al fanatismo político, al nacionalismo exacerbado, a los devaneos xenofóbicos, al extremismo derechista y al anti semitismo.

Emmanuel Macron, un comprometido con la causa europeísta, que defendió con firmeza sus ideas liberales, universalistas y libertarias, obtuvo una indiscutible victoria ante la candidata Marine Le Pen del Frente Nacional. Ganó el centro de la política. Se impuso el discurso de la tolerancia frente al extremismo. La moderación frente al absolutismo. Es una victoria del proyecto europeo que inspiraron Konrad Adenauer, Paul-Henri Spaak, Robert Schumann, entre otros. Triunfó una nueva forma de hacer política frente a unas estructuras que para no pocos electores lucían desgastadas.

Su trayectoria personal se inscribe dentro de la clásica concepción del establisment político. Graduado en la Escuela de Ciencias Políticas, luego en la reconocida y prestigiosa Escuela Nacional de Administración y desempeñó un alto cargo en el Ministerio de Finanzas al que renuncio tempranamente para iniciar su carrera política con la formación de un movimiento propio: En Marche.

Los desafíos que tiene Macron por delante son formidables. Su candidatura despertó enormes expectativas en Francia y aún en Europa. De entrada necesita triunfar en las venideras elecciones legislativas de junio, a fin de asegurarse una mayoría parlamentaria que apoye sus iniciativas de gobierno. Para ello debe dar señales de que su proyecto reformista es viable y que puede traducirse en una pronta recuperación de la economía. Debe superar también las asechanzas provenientes de la izquierda y la derecha, que verán con recelo sus políticas reformistas y renovadoras. Finalmente, y muy importante, debe tener en cuenta que la votación de la candidata Le Pen no es para nada desdeñable y que las posibilidades de crecimiento están latentes.

Pero también debe recuperar las esperanzas de que la dupla franco-alemana pueda liderar un renovado impulso al proyecto de integración europea para brindar crecimiento y prosperidad, hacerla más atractiva a los ciudadanos y superar las actuales debilidades que hacen responsables a las instituciones comunitarias por los fracasos de la integración.

Desde la Venezuela democrática, saludamos la victoria de Macron. Es el triunfo de los ideales originales de Libertad, Igualdad y Fraternidad de la Revolución de 1789, es el compromiso con los valores democráticos republicanos y respeto por los derechos humanos. Son los mismos ideales por los que luchamos los venezolanos que aspiramos a recuperar nuestra democracia y el orden constitucional.

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