Votar en regionales deja claro el repudio popular al Régimen

El dilema venezolano consiste en seguir con un gobierno cuyo único problema es mantenerse en el poder, o cambiarlo por otro que se ocupe de los problemas reales de la gente.

Nuestra inflación, según el CENDAS, llegó en agosto al 33.7 %. El FMI ha estimado para este año 720 %. El BCV no informa desde 2015. Los indicadores económicos dirán lo que sea, pero lo que usted sabe es que de un día para otro los precios le suben y que cada vez se le hace más difícil rendir su ingreso para lo indispensable. Con los datos disponibles sabemos que aquí en un día, los precios suben lo que para los argentinos aumentan en un mes y para brasileños, chilenos o peruanos en un año entero.

La consecuencia es que nos estamos alimentando peor, lo cual tiene su más cruel impacto en los niños pequeños. Estamos pasando de emergencia a crisis de desnutrición aguda severa. Poco más de uno de cada diez niños la presentan e incluso los hay que han perdido el 60% de su peso. El dramatismo de esa cifra en todo su potencial de acentuación de las desigualdades sociales, se traduce en una proporción de niños que no podrán alcanzar el desarrollo intelectual que les permita aprovechar los estudios y avanzar en su aprendizaje. Sume a este cuadro lo que deriva de los problemas de atención médica y disponibilidad de medicamentos y de fórmulas para lactantes y será imposible no captar la sensación de urgencia nacional.

Podríamos mostrar muchos ejemplos más, pero conformémonos con esos, suficientemente graves. El Gobierno no solo los ignora, sino que los niega. Lo que pasa en Venezuela es atribuible a la “guerra económica” que ha inventado su propaganda o, como dicen los beneficiarios de la largueza de nuestros gobernantes en el círculo de poder de Cuba, “Eso pasa al subir los precios del petróleo”.

La verdad es que a los responsables de gobernarnos nada de esto los conmueve. Lo único que les interesa es mantenerse en el poder “como sea”. Por eso, y porque algunos de ellos sacan provecho de este contrasentido para enriquecerse fabulosamente, no hay más remedio que cambiar de gobierno.

Cuanto ayude a que este gobierno permanezca es nocivo para la sociedad venezolana. Cuanto hagamos para que venga el cambio alimenta la esperanza nacional. Hay acciones políticas que parecen desconectadas de este tema, pero le están muy relacionadas.

Rechazar la Constituyente y no convalidarla participando en su elección ayudó al cambio, pues la ilegitimidad de la maniobra ha desnudado internacionalmente la naturaleza del régimen venezolano y le ha puesto mucho más difícil conseguir afuera plata, que no quieren para resolver nada, sino para mantenerse, gastar en unas cajas del CLAP con sobreprecio sin atender las causas reales de la escasez y la inflación. Así mismo, ayuda al cambio votar en las regionales, para que quede clarito el repudio popular al gobierno actual y el mayoritario deseo de cambio.

Por: Ramón Guillermo Aveledo
Publicado en El Nuevo País
25 Septiembre, 2017

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