Un desafío para Ángela Merkel

Por: Edmundo González Urrutia

Pasados ya algunos días de las elecciones en la República Federal de Alemania, en las que Ángela Merkel ganó un cuarto mandato para dirigir la Cancillería Federal, puede hacerse un balance más reposado de los resultados de esa jornada.

Es cierto que la líder de la CDU ha roto varios récords: fue la primera mujer en asumir la jefatura de gobierno; ya superó los 12 años del mandato de  Margaret Thatcher y de Golda Meir  en el mundo occidental; y gana un cuarto período consecutivo, algo que sólo habían logrado antes  Konrad Adenauer y Helmut Kohl bajo cuyo liderazgo emprendió su ascendente carrera política.

Es igualmente válido que en esta victoria privaron sus condiciones de dirigente pragmática, pausada en la toma de decisiones y siempre asumiendo posturas equilibradas, aún en momentos de crisis. Supo manejarse con prudencia entre los euroescépticos y los pujantes movimientos de la ultra derecha. Estas cualidades, la posicionaron en el centro del escenario político, disputándole el espacio de otras organizaciones.

Si bien el electorado alemán volvió a ratificarle su confianza al alzarse con cerca de 34 % de los votos, las fuerzas de la ultra derecha tuvieron un significativo ascenso convirtiéndose en la tercera fuerza política con poco más de 90 escaños en el Parlamento.

Con unas elecciones cuyos resultados eran previsibles, -aunque no se anticipaba una pérdida cercana al millón de votos de la CDU ni el descalabro electoral del SDP-, la atención se centra ahora en las eventuales coaliciones.

Los socialdemócratas ya anunciaron que no formarán parte de un nuevo gobierno, respetando así el papel que le asignó el electorado al convertirlo en la primera fuerza de oposición. Se trata de una estrategia saludable para esa organización.

La irrupción del partido de ultra derecha Alternativa para Alemania (AFP) al Bundestag, por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, cambia sustancialmente el escenario político y genera no pocas incertidumbres. La eventual consolidación de esta fuerza representaría un grave desafío para Alemania.

Angela Merkel necesita conformar una nueva alianza de gobierno y manejarse con un parlamento fraccionado y una oposición ultra nacionalista cuya narrativa dominó la agenda política alemana durante la campaña electoral: refugiados,  islam, la inmigración.  

Por otra parte, deberá manejar algunos temas espinosos en el frente internacional. El retiro del Reino Unido de la Unión Europea; las relaciones con dos socios claves, Emmanuel Macron y  Donald Trump;  la amenaza yihadista; los nacionalismos exacerbados y la xenofobia.

Ya han comenzado complejas negociaciones para conformar el nuevo gobierno. Descartada “la Gran Coalición” entre demócratas cristianos y socialdemócratas que le ha brindado al país positivos resultados en términos de estabilidad y confianza, la coalición Jamaica entre  Demócratas Cristianos,  Liberales y verdes, que a pesar de las diferencias entre algunos de los socios, es la que luce más probable.

La CDU/CSU necesita reconquistar su base electoral. Para ello será fundamental alcanzar importantes logros en el nuevo gobierno lo que a su vez, impediría que la ultra derecha se consolide como alternativa política. La incógnita será quien liderará los demócratas cristianos en una próxima elección.

La izquierda (The Linke) repite con la misma votación que la anterior elección, compitiendo el espacio con la socialdemocracia y los verdes. Los liberales del FDP, seguirán jugando su papel de fuerza moderada en la eventual coalición.

Por más complejas que sean las negociaciones, se espera que un nuevo gobierno pueda conformarse antes de diciembre, sólo así podrá evitarse el “fantasma” de una nueva elección que sería el peor escenario para la democracia alemana.

Caracas 2 de octubre de 2017

 

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