Las elecciones presidenciales en México

Por: Edmundo González Urrutia 

México es un país clave en nuestro hemisferio y pocos dudan de su importancia en la política regional. El día 1 de julio del próximo año se realizará una elección presidencial cuyo resultado se define por  mayoría simple en un país donde la reelección está prohibida. En esta oportunidad, hay una novedad: por primera vez competirán a la Presidencia de la República candidatos independientes quienes, para postularse,  deberán recabar 866.593 firmas antes del 12 de febrero. Hasta ahora hay cinco aspirantes. Dos de ellos ya han alcanzado 200.000 apoyos.

Si las elecciones fueran hoy, Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), una alianza de fuerzas de izquierda, quien ha competido, sin éxito, en dos anteriores oportunidades, se alzaría con la victoria. Es lo que dicen todas las mediciones de opinión que lo colocan de primero en las simpatías electorales con varios puntos de ventaja sobre sus competidores. Las divisiones en la oposición, la proliferación de aspirantes, el desencanto por la política, el repudio a la corrupción le han dado impulso a su candidatura a pocos meses de los comicios.

Al Presidente Peña Nieto, del PRI,  le ha correspondido gobernar en medio de dificultades y su imagen luce desgastada. No obstante supo adelantar un programa de reformas en muchos ámbitos que van desde el controversial tema petrolero hasta el educativo, financiero y de telecomunicaciones. Tales programas resistieron la oposición de importantes sectores de la sociedad, razón por la cual sus resultados fueron limitados.

Pero más allá de esto, el PRI conserva una importante maquinaria electoral; controla buena parte de las gobernaciones del país y ha sabido adaptarse a un régimen político más competitivo. 

El Partido de Acción Nacional, que ha gobernado al país en  dos ocasiones, y que sería la alternativa natural, pasa por un mal momento. Recientemente se produjo una división a raíz de la renuncia de Margarita Zavala, quien aspiraba la candidatura presidencial del partido y ahora competirá como candidata independiente. Zavala está bien posicionada en las encuestas y en los círculos políticos se habla del “factor Margarita” como una interrogante en el venidero proceso electoral.

El Frente Ciudadano por México, una alianza entre el PAN el PRD y el llamado Movimiento Ciudadano, que ha reportado triunfos en algunas gobernaciones, hasta ahora no termina de consolidarse como una real opción de triunfo. El artífice de esta alianza, el panista Ricardo Anaya, aspira ser el abanderado por la coalición. 

Las últimas semanas el oficialismo se está jugando la carta del Secretario de Hacienda como candidato “no oficial” del gobierno. José Antonio Meade no es miembro del PRI ni lo asocian con el círculo cercano al presidente. Fue Ministro de Energía y de Hacienda en el gobierno del panista Felipe Calderón. Es un técnico reconocido con buena aceptación en los sectores económicos. Afable, introvertido y poco mediático. Todas estas cualidades lo perfilan como un potencial candidato aceptable para el gobierno y en torno a quien pudiera articularse una coalición con otras organizaciones.

Hay razones de peso para seguir con atención este proceso electoral. El gobierno de México es uno de los más activos integrantes del Grupo de Lima. Su canciller será uno  de los garantes del proceso de conversaciones entre el gobierno y la oposición. En el marco de la OEA ha asumido una posición muy firme de respaldo a la recuperación de la democracia en Venezuela. Recordemos también que el canciller, Luis Videgaray, ha sido un abanderado de las denuncias al régimen de Maduro y la ruptura de la legalidad constitucional.

Más allá de las supuestas o reales afinidades de AMLO con el proyecto bolivariano -que lo ha colocado en situaciones embarazosas que ha debido desmentir-, su eventual triunfo puede comportar cambios en el tablero geopolítico regional.

Caracas, 15 de noviembre de 2017

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